miércoles, 8 de febrero de 2012

WILLIAMS & HUMBERT en el Consejo Regulador de Jerez

Gran afluencia de público en la Cata de los sábados de este mes de febrero, celebrada el día 4 organizadas por el C.R. de Vinos de Jerez, con ganas de aprender sobre la historia del Jerez y sus bodegas. En esta ocasión, el invitado fue WILLIAMS & HUMBERT, una de las bodegas más prestigiosas y productoras de todo el mundo, y una de las más grandes de Europa y del mundo “bajo un mismo techo”, con 60000 metros cuadrados y 50000 botas de brandies.
El comienzo fue como en otras ocasiones… introducción a la historia del Vino de Jerez por la directora de promoción del C.R. Carmen Aumesquet, y presentación de la bodega invitada, representada por Rafael Medina (jefe de producción) y Paola Medina (enóloga de la bodega).



Paola Medina, Rafael Medina y Carmen Aumesquet.

Williams HumbertAhondar en la historia de una bodega jerezana es como hacerlo en la historia de Jerez, o del Vino de Jerez. En este caso, Bodegas Williams & Humbert tiene más de 130 años de historia, ya que fue fundada en 1877 por Alexander Williams y Arthur Humbert, y es desde ese año hasta el presente desde cuando se conservan botas de vinos y brandies por el sistema tradicional de soleras. En concreto, la bodega también posee una rareza en Jerez… una Colección de Añadas. Sí, han leído bien, tienen guardada una bota con mosto encabezado (en jerez “mosto” se le llama al vino del año) de cada uno de los años desde 1920 hasta el día de hoy. Realmente hoy en día, debido la irremediable evaporación de los vinos en esas botas, ya que nunca se rocían ni reponen, sólo podríamos probar desde el año 1935 (a excepción del 92 en la que no se vendimió por huelga en el sector) y las anteriores en contadas botellas lacradas. La historia de la colección de añadas se inició cuando en 1920 la familia W&H aparta una de esas botas de mosto encabezado (vino) para celebrar y señalar el nacimiento de uno de sus hijos, siendo a partir de entonces una costumbre para la familia, que con los años iba sumando añada tras añada. Esta Colección de Añadas es única en las bodegas de Jerez, siendo muy valoradas, ya que lo normal en el Jerez son los vinos “con solera” y no “con añada”.

De su amplia gama de vinos, 6 fueron los elegidos para su análisis sensorial:

-     Dry Sack Fino (15%): Amarillo pálido y brillante con reflejos intensos. Nariz punzante con aromas a levaduras, flores y almendras. Boca de entrada seca aunque no muy punzante, recorrido fresco, intenso y persistente.

-     Dry Sack Medium (19,5%): Ámbar claro y cristalino. Nariz algo punzante con un fondo meloso y recuerdos licorosos y a nueces y caramelo. Boca abocada, cálida, sedosa, maderizada y persistente.

-     Canasta Cream (19,5%): Caoba intenso con reflejos ámbar y lágrimas perezosas. Nariz intensa y melosa, recordándonos a la avellana garrapiñada, fruta pasificada, cacao… Boca dulzona, sedosa, licorosa, envolvente y fácil de beber, con un fondo de nueces.

-     Williams Collection Amontillado 12 años (17,5%): Con una crianza biológica de 6 años y otra oxidativa de 6, se nos presenta con un color ámbar con reflejos dorados, cristalino y muy brillante. Nariz perfumada con aromas almendrados y recuerdos de levaduras. Boca “agria”, maderizada, punzante, seca, ácida, con presencia de barnices. Es una buena elección para maridar con las “difíciles” alcachofas.

-     Williams Collection Oloroso 12 años (19%): Ámbar con tonalidades doradas, cristalino y brillante. Meloso en nariz, intenso, redondo, recordándonos a algunas especias dulces y a nueces caramelizadas sobre un nítido fondo maderizado a vainilla. En boca, es un oloroso algo seco debido a sus años en botas, persistente, maderizado, y con un fondo a frutos secos.

-     Don Zoilo Pedro Ximénez 12 años (18%): Copa negra con ribetes yodados que amarillean la copa al moverla, dejando una cortina de lágrimas que cae muy, pero que muy lentamente acariciando el cristal. En nariz es intenso, licoroso, pasificado, con aromas a regaliz, pasas, yodo y quemado. En boca es una maravilla… dulce y ácida a la vez, supersedosa, algo licorosa, expresiva, con un amargor de fondo que recuerda al cacao quemado y al yodo, y una persistencia como ninguna.



El P.X. fue el que más me gustó con diferencia, dejando muchos más matices a copa vacía, cuando no hay tanta aglutinación de aromas. Lo denominé como un “vino de confitería”. Recomiendo que lo probéis a los que os gustan los buenos P.X. a 8€ aproximadamente en el mercado. Una maravilla!!
Al finalizar la presentación, Carmen Aumesquet dirigió unas palabras muy bonitas al público asistente, invitando a que pidamos en bares y restaurantes Vino de Jerez en estos tiempos actuales tan difíciles de crisis, considerando que este tipo de vino es único en el mundo por sus cualidades y por su sistema de solera, con identidad propia, habiendo sido hace no mucho tiempo la marca más internacional de España. Gran aplauso y agradecimientos.

Porque sólo somos nosotros, los pertenecientes a esta gran tierra de vinos, los que podemos defender y levantar verdaderamente a uno de los mejores vinos del mundo, el “Vino de Jerez”, porque desde la base se empieza a construir la casa, una casa que es de lujo y mucho de nosotros no nos damos cuenta o no lo sabemos.
¡¡ Larga y bienaventurada vida al Vino de Jerez!!

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